La tan promocionada “Cumbre de Poderes”, como ha ocurrido
antes en el Gobierno de Cartes, nuevamente no tuvo resultado positivo alguno.
No extraña a nadie, y era lo esperado. Convocar a una instancia que no existe
constitucionalmente, sin una agenda, con actores que pertenecen a cuerpos
colegiados y en consecuencia no tienen decisión propia y para hablar de
generalidades obviamente no es conducente.
Las conclusiones del encuentro son elocuentes. Los
participantes se comprometieron a cumplir la ley y garantizar el equilibrio de poderes,
entre otras obviedades. ¿Para decir que
se va a respetar la Constitución hace falta un encuentro como este? La Constitución se cumple y se hace cumplir,
en los hechos, no en los discursos.
Sin embargo para algo sirvió. La foto de los participantes nos ilustra dos
realidades.
La primera, el diálogo para el presidente Cartes es sólo
con los correligionarios. En el
encuentro no hubo participación de ningún opositor, el diálogo fue entre
correligionarios y amigos.
Esto pone en evidencia también la falta de pluralidad en
los poderes del Estado. Particularmente
en el caso del Poder Judicial que desde la caída de la Dictadura fue presidido
únicamente durante un año por una persona que no era de extracción colorada, y
cuya máxima instancia está integrada por 6 afiliados colorados de un total de 9
ministros.
Definitivamente no es saludable para la profundización de la
democracia.
La segunda, el Gobierno plantea nuevamente un diálogo sin
contenidos. En Paraguay se debe hablar
de muchos problemas, como la economía, el desempleo, la inseguridad, el estado
de la justicia, el desabastecimiento de los hospitales, el problema del campo, entre
tantos. Sin embargo, Cartes nuevamente
recurre, con evidentes objetivos mediáticos, a dialogar de generalidades y
resolver lo obvio, que en este caso es nada.
Pérdida de tiempo, por supuesto, pero más que eso, señal
del sectarismo de un Gobierno que sólo muestra fracasos y que justamente por
ello debería establecer mecanismos para el diálogo plural que lleve a
respuestas a las necesidades del país.
Es esto posible? Por supuesto, quienes somos hoy
opositores hemos demostrado durante toda la democracia y lo seguimos haciendo
QUE NO ESTAMOS PARA PONER PALOS A LA RUEDA.
De hecho, mientras el Presidente perdía su tiempo y el de
otros en la “Cumbre”, la Cámara de Senadores, con mayoría opositora, aprobaba
préstamos por 290 millones de dólares,
para rutas y otras obras necesarias para el país. Sin necesidad de diálogo previo ni nada, por
la simple convicción de que el país necesita inversión en infraestructura.
Todos los gobiernos de la democracia han recurrido al
diálogo plural, y en muchos casos ha habido logros concretos y relevantes. La crisis económica que afectó a nuestro país
a finales del Gobierno de González Macchi y principios de la administración
Duarte Frutos, pudo ser superada gracias a leyes acordadas entre el Gobierno y
la oposición. Podría citar muchos
ejemplos más.
Cartes opta por no hablar, no sólo con la oposición,
tampoco con el país. Probablemente porque no tiene algo que decir. Pero por los menos podría escuchar.
Esto es malo para la democracia, pero peor para nuestro
futuro.
Cartes recibió un país que funcionaba, hoy estamos en una
situación muy mala con tendencia a empeorar.
Este mal gobierno no sólo nos afecta a nosotros, sus desaciertos
comprometen las décadas por venir.
Ese es el debate que espera el país, y que por el bien de
todos espero con sinceridad que se produzca más temprano que tarde.