domingo, 25 de noviembre de 2018

EL PDP SOBRE LOS 100 PRIMEROS DÍAS DEL GOBIERNO



Lo positivo, lo negativo y lo necesario

En la semana en que se cumplen los 100 primeros días del presente Gobierno, el PDP, declara lo siguiente:

Un poco más de tres meses, constituye un periodo de tiempo insuficiente para evaluar con propiedad el funcionamiento de la gestión en la administración pública. Sin embargo, el análisis de las acciones emprendidas indican una proyección de la agenda del Ejecutivo para los próximos 5 años, por lo que consideramos que algunos aspectos positivos y negativos, deben ser señalados.

Lo positivo

Las iniciativas contra el crimen organizado, particularmente con relación a los eventos recientes de público conocimiento, indican que aparentemente existe un diagnóstico acertado de la crítica situación que vive el país y la importancia de abordar con determinación y firmeza este problema. El tiempo dirá, si estamos ante acciones planificadas y coordinadas, que sostenidas en el tiempo puedan alcanzar logros en el corto, mediano y largo plazo.


Las propuestas de leyes remitidas al Congreso para su consideración, entre las que se destacan nuevas regulaciones para enfrentar a las organizaciones criminales, que se han apoderado del país mediante sus vínculos con el poder político y económico, constituyen un tema de debate fundamental para el combate contra la inseguridad y la violencia que nos afectan como sociedad.

El respeto a la designación de dos ministros de la Corte Suprema sin interferencias desde el Poder Ejecutivo, podría significar el inicio de un proceso impostergable de reforma integral en el Poder Judicial, uno de los desafíos más importantes para la consolidación del Estado de derecho en Paraguay.

La disposición favorable a la transparencia y a la rendición de cuentas, entre otros puntos, constituyen también señales positivas en el camino de la recuperación de la institucionalidad y el respeto a la Constitución, seriamente quebrantados en el periodo anterior.

Lo negativo

Sin embargo, el PDP ve con preocupación la ausencia de una política en materia energética, particularmente en lo referente a la dirección de las entidades binacionales, donde han primado intereses partidarios o particulares antes que la necesidad de iniciar un proceso tendiente a negociar con firmeza nuestros derechos en ambas entidades. Lamentamos que el presidente Mario Abdo, no haya revertido la entrega que significó y significa seguir adelante con las notas reversales que claramente violan los objetivos del Tratado de Yacyreta y sientan un precedente nefasto para negociaciones futuras con el Brasil sobre Itaipú. En las binacionales, además de la defensa de nuestra soberanía, se encuentran los recursos económicos, que bien administrados, son desde el punto de vista estratégico imprescindibles para el desarrollo del país.

Igualmente, en materia tributaria, el presente gobierno aparentemente pretende continuar con un modelo anacrónico y fracasado, que privilegia a los que tienen más y se fundamenta en los aportes de los que tienen menos, profundizando de esta forma las inequidades sociales. De nuevo, escuchamos los mismos argumentos que pretenden frustrar o dilatar una vez más, aquellas reformas, por mínimas que sean, en las que se puedan sustentar políticas que beneficien a las mayorías excluidas.

Se repite la misma fórmula, no tocar los intereses de sectores poderosos, que son los responsables de la alta evasión fiscal en complicidad con los funcionarios de turno y se insiste en una política que en el mundo ha demostrado su fracaso. La estabilidad de la macroeconomía, si bien es fundamental, no produce el “efecto “cascada o derrame”, hacia los sectores menos favorecidos de la sociedad, que mantienen en la realidad el funcionamiento del Estado Paraguayo. El endeudamiento acelerado, sin tener en cuenta la capacidad real del país para afrontar el servicio de la deuda y el “bicicleteo” o “rescate” de la misma, no hacen más que confirmar que ese camino, no es el más adecuado y no puede ser la única vía para obtener los recursos necesarios para sostener la inversión pública. Las élites económicas y políticas deben entender que es ineludible enfrentar con políticas públicas el desafío de disminuir las inmorales desigualdades sociales que nos convierten en una sociedad inviable. En ese sentido, consideramos que el Ejecutivo, en lugar de liderar esa labor, algo nada fácil por la resistencia que genera, hasta el momento se comportó como caja de resonancia de los mismos privilegiados de siempre.

Finalmente y lo más importante, consecuencia de lo anterior, en lo social no percibimos iniciativa alguna en la lucha contra la pobreza, el desempleo y la problemática de miles de familias campesinas. La crítica situación de la salud pública y el desarrollo de una reforma urgente del sistema educativo, tampoco se encuentran, hasta el momento, entre las prioridades de la presente administración.

Lo necesario

El slogan del Ejecutivo actual del “Paraguay de la gente” debe traducirse en proyectos concretos y no en eventos esporádicos, meramente asistenciales o pequeñas mejoras de más de lo mismo.

Este periodo constitucional, en el que se cumplen 30 años de democracia, se perfila particularmente complejo. En los últimos años se ha acentuado el problema de la inseguridad, de la vinculación de organizaciones criminales con la política y el deterioro de las condiciones de vida de nuestros compatriotas; a lo que se suma un contexto internacional poco favorable.

Esta situación requiere de amplios consensos y en ese contexto el diálogo entre todas las fuerzas políticas y sociales es el camino. El dialogo no puede ser esporádico o meramente protocololar. La tolerancia en el disenso, la necesidad de articulación con las fuerzas democráticas y más que nada, la fuerte convicción de que revertir esta situación que nos ubica a un paso de convertirnos en Estado fallido, señalan no solo un imperativo ético ineludible, sino además el único camino posible.

A 30 años de la caída de la dictadura, no hemos podido construir una democracia de calidad y sobre todo, hacer realidad el Estado social de derecho instaurado por la Constitución de 1992. Quienes forman parte del gobierno y el partido que les sostiene, tienen la responsabilidad, por encima de sus diferencias, de liderar las reformas que la sociedad reclama, en el contexto del diálogo señalado. Desde la oposición, como siempre, tendrán críticas responsables, pero sobre todo la firme determinación de poner al Paraguay en primer lugar.

No existen excusas, el PDP reclama al Gobierno la responsabilidad necesaria para que estos 5 años que vienen no se conviertan en otro periodo perdido en nuestra historia.

Asunción, 25 de noviembre de 2018