Mientras el Gobierno sigue anunciando leyes y otras cortinas de humo, los presuntos homicidas se pasean impunemente por Paraguay y Brasil. Sus padrinos políticos, los que les protegieron y siguen protegiendo, siguen en el Parlamento y al frente de la Gobernación, nunca fueron investigados.
Neneco "Vilmar" Acosta, presunto autor moral del crimen sigue en Brasil, a pesar de que las autoridades paraguayas aseguraron, hace meses, que en 15 días estaría en Paraguay extraditado.
El Fiscal General que le dio dos días para ocultarse, 15 para fugarse del país y 30 antes de pedir orden de captura internacional, y no investigó a sus cómplices del poder político, sigue en su puesto. Los jueces y fiscales que blanquearon a Vilmar "Neneco" Acosta luego de que se encontraran restos óseos en su casa siguen en sus cargos, impunes.
El Gobierno premia a la Gobernación de Canindeyú con ayudas excepcionales en un año electoral, a pesar de que su titular el Gobernador, de profesor de educación física se convirtió, tras su paso por la política, en multimillonario, con una fortuna que solo se puede explicar en los códigos del crimen organizado. Tampoco fue investigado, ni Cartes le cortó las manos. En estos días estuvieron haciendo campaña juntos.
La diputada departamental y su familia, los Villalba, a pesar de todos los vínculos públicos con Vilmar Acosta y las sospechas de su vinculación con ilícitos de frontera, jamás fueron investigados, ni siquiera por la sospechosa llamada de Acosta a Cristina Villalba, antes de fugarse.
El Juez del caso fue llamativamente trasladado, horas antes de la feria judicial, a pesar de las quejas de la comunidad y las denuncias de presiones del poder político. En la Policía hubo movidas similares, también por presiones de los Villalba.
Tampoco el Gobierno explicó porqué meses antes de su asesinato a Medina le sacaron la custodia policial, sin explicación alguna. Negligencia criminal. Nadie asumió la responsabilidad ante este error que costó dos vidas, tampoco hubo sumarios ni castigos. Pareciera que se hizo a propósito.
Lastimosamente se repite la historia de Santiago Leguizamón, también asesinado por los narcos y cuyos matadores nunca fueron capturados ni juzgados gracias a la protección de sus amigos de la política, algunos de ellos hoy en el poder.
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